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Periplo Polinésico finalizado


Igual que con la ultima entrada de blog, han pasado varios meses desde que os contamos como iban nuestras aventuras. No hay excusas, solo podemos decir que sentimos mucho haberos tenido tan abandonados.

Tras dar una vuelta por la Islas Marquesas, volvimos a nuestro campamento base de Anaho, en Nuku Hiva, donde habíamos pasado los primeros meses en Polinesia y donde ya teníamos montones amigos. ¡Allí descubrimos que teníamos un pequeño tripulante en camino! Recibimos la noticia super felices, aunque era algo que iba a cambiar mucho nuestros planes y nuestras vidas. No sabíamos si quedarnos en Polinesia o si volver a Bilbao para dar a luz. Coincidió que justo por esas fechas, una nueva aerolínea low-cost lanzó sus primeras ofertas para conectar Polinesia Francesa con Paris. Esto fue el factor decisivo: los vuelos costaban menos de la mitad de lo habitual y empezaban a mitad de Mayo, nuestra fecha límite para volver. Aquí empezaba nuestra nueva aventura: crecer la barriga viviendo a bordo y llegar con Freya a un varadero cercano a Tahiti, donde dejarle mientras vivamos en Bilbao. Nos separaban casi 1000 millas del destino, y teníamos muy pocos meses.

Toda nuestra ruta estuvo condicionada por las revisiones médicas para controlar el crecimiento del baby. Gracias a que estas islas son parte de Francia, su sistema sanitario es de primera calidad, pero a la vez, hay tantas islas desperdigadas por el mar, que es difícil de organizar. Una vez al mes, un ginecólogo y una matrona hacen una visita a cada una de las islas sin hospital, es decir, casi todas. Allí se revisa a todas las mujeres embarazadas y se les realiza ecografías, pruebas de sangre y todo lo necesario. Hay que reconocer, que aunque sea sorprendente y salvaje, hay más control que en Europa.

Salimos de Anaho cargados de agua potable y de toneladas de fruta que nos regalaron los locales. También pescamos un par de atunes gigantes con los que hicimos conservas para ir comiendo poro a poco. Fue duro decir adiós a los amigos. Nunca se sabe si volveremos a verles o no, y durante unos meses fueron como nuestra familia. Fue en gran parte gracias a ellos que nuestra estancia en las Marquesas fuera tan alucinante. ¡Todos quería ser padrinos del baby y que le pusiéramos su nombre polinésico!

La primera navegación fue la más larga, unas 600 millas náuticas, desde la isla de Nuku-Hiva al atolón Kauehi, en el archipiélago de las Tuamotus. Nos llevó algo más de 100 horas debido al poco viento que había en toda la zona. Tambien nos pillaron varios chubascos que hacían que tuviéramos que recoger las velas cada dos por tres. Fue en general una navegación bastante tranquila y gracias a eso y mantuvimos los síntomas del embarazo bastante a raya.

Las Tuamotus son totalmente distintas a las Marquesas, que son montañas altas, rocosas y verdes. Geologicamente, cada una de ellas está formada por un gran anillo de coral y un gran lago interior. En el exterior el mar es muy profundo y llega con toda la fuerza del océano. Las olas rompen constantemente contra esta barrera, que protege las aguas interiores. Son islas volcánicas, y creo que su formación es debida a que un gran volcán se va hundiendo poco a poco y lo último que queda es la cornisa del cráter. En casi todos los atolones hay algún paso navegable por el que entrar con Freya y poder disfrutar de las aguas turquesas del interior, aunque hay que calcular muy bien las mareas para atravesarlo porque hay corrientes muy fuertes que forman auténticas barreras de olas.

Llegamos al interior Kauehi el 22 de Marzo al atardecer, así que sólo pudimos echar el ancla en un lugar totalmente solitario, solo se oía el ruido de las olas al otro lado de la barrera de coral y el suave movimiento de las palmeras, y nos fuimos ir a dormir. Al despertar, lo primero que hicimos fue darnos un baño en las aguas cristalinas, pero no pasó ni un minuto antes de que un tiburón punta negra, de buen tamaño, viniera a patrullar a nuestro alrededor. Todo el mundo nos había dicho que esos son inofensivos… pero cuando estás sólo en medio de la nada, ni socorristas ni hospitales ni NADA, y le ves tan cerquita mirándote y estudiandote… pues entra un poco de miedo, así que nos tuvimos que salir del agua.

Espero que pronto tengamos tiempo para contaros todas nuestras aventuras acuáticas en las Islas Tuamotus y las navegaciones hasta el siguiente archipiélago, las Islas Sociedad, donde por fin, acabó el periplo y volvimos a la vida real y civilizada. ¡Hoy salimos de cuentas así que más nos vale publicar esta entrada del blog aunque sea un poco escasa! Por ahora os dejamos con unas pocas fotos.


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