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Recorriendo las Islas Marquesas


l: 09º29´,7 S L: 139º50´,1 W

Han pasado varios meses desde la última vez que nos sentamos a escribir. Todo este tiempo lo hemos pasado explorando el archipiélago de las islas Marquesas. De las 6 islas habitadas que tiene, hemos podido pasar por 5 hasta el momento y ahora podemos decir que conocemos un poco mejor este archipiélago tan desconocido.

Como os contamos en los otros artículos, cuando viajas en velero, por lo menos nosotros, tienes diferentes formas de disfrutar la aventura. Una que disfrutamos un montón es llegar a un lugar, que hemos pensado que puede cumplir con las cosas que nos gustan y largar el ancla por meses. Suelen ser entre dos o tres meses, pero nunca se sabe, eso es lo bueno. Algunos sitios no cumplen las expectativas y al de un par de semanas toca buscar otro nuevo, un sitio desde donde poder “echar raíces”. Nos gusta estar en un sitio por mucho tiempo, siendo invisibles y dejando que las cosas lleguen de forma natural, sin prisas. Son ya muchos los lugares por el mundo en los que sentimos que, para nosotros, es algo más que un bello fondeadero, es como otro hogar.

Tras estos periodos, siempre llega el momento en que sientes ganas de ver otras cosas, volver a viajar, sentirte en movimiento. Gracias a haber pasado tres meses en Anaho, ahora sentimos que tenemos un conocimiento más íntimo de la cultura y la gente de las Marquesa. Esto se ha notado muchísimo en el trato con la gente. Las pocas palabras que hemos aprendido del idioma local y la aclimatación a su estilo de vida, hace que podamos disfrutar más de las relaciones con ellos.

La increíble facilidad con que Freya pasa de un estado de reposo, a convertirse en una nave espacial que surca los océanos, es realmente alucinante. Se nota que llevamos año y medio embarcados y que ahora mismo está mimada y cuidada como nunca.

Elegimos los partes meteorológicos con cuidado, vamos a donde el viento dice que debemos ir. La ruta de las islas es marcada por los caprichos del viento. La primera isla que queríamos conocer, mira tú por donde, es la que aún nos falta por ir. Una cosa importantísima en esta vida en movimiento es saber ocurre en el océano en todo momento. Muchos de los sitios que visitas son fondeos limitados a unas características meteorológicas determinadas. Los fondeos buenos en esta época del año son diferentes a los de la otra temporada.

Salimos de Anaho el 15 noviembre y nos fuimos hacia el sur de la misma isla, Nuku HIva, al fondeadero de Taipi Vai situado en la esquina sureste de la isla. Es una bahía muy profunda con tres buenos fondeaderos en su interior. Es una valle profundo y muy verde. Tiene una cascada después de una buena pateada, pero el sol estaba fuerte y los nonos (bichitos que pican mucho) tienen su capital mundial en este pueblo, así que tampoco quedamos encantados. Una vez un Marquesian me dijo que originalmente los nonos provienen de Taipivai. Lo dijo en broma, pero no le faltaba razón. Son gente así en general y siempre están vacilándose y riendo. Llegamos, nos bañamos y salimos zumbando de allí.

Pasamos otra semana de nuevo por Taiohae, la capital de la isla. Aquí fue donde llegamos tras la travesía pacífica de 27 días. Pudimos ver el pueblito desde otra perspectiva, ya descansados y con más conocimiento de la cultura y la forma de vida.

Después de unos días nos fuimos hasta Hakaui, en el suroeste. Es un fondeo muy protegido y solitario. Aquí sí que la excursión a otra cascada tuvo su recompensa, fue increíble el valle por el que avanzas hasta llegar a la cascada. Caminas entre acantilados altísimos con pasos tan estrechos que te transportan a otro mundo. Y además no encuentras ninguna presencia humana. Nos costó un buen rato dar con la cascada, atravesamos varios pae-pais (antiguos poblados abandonados) y también el rio varias veces, pero al final sintiéndome un poco a lo Indiana Jones, dimos con la cascada. Nos dimos un baño de agua bien fría y dulce, un lujo para los que vivimos siempre con salitre en la piel.

Desde Nuku Hiva navegamos rumbo al sur a otra isla llamada Ua pou. Son 20 millas de distancia y tardamos un poco menos de 4 horas. Es la isla más poblada de las Marquesas, son 2000 habitantes y se nota un poco más de organización en las infraestructuras. Tienen un montón de instalaciones deportivas y se veía montones de chavales jóvenes por todos lados jugando a volley, remando en piraguas.... No pasamos mucho tiempo en esta isla y nos queda pendiente explorar su costa oeste con calma, pero el viento para ir para el sur no espera y aprovechamos una buena meteo para bajar a las islas del sur que están más a barlovento.

Nuestro principal plan era llegar a la isla de Tahuata antes de que comenzase un festival de danza y folclore local de las Marquesas, que hacen cada 2 años. El objetivo es poder trasmitir su cultura a los jóvenes y también, pienso yo, es una buena forma de juntar a la gente de todas las islas y poder relacionarse entre ellos. Todo lo hacen de una manera muy simple. Aquí no hay hoteles ni nada parecido, todos los participantes del festival duermen juntos en polideportivos o escuelas, sobre colchonetitas. Montan comedores populares y hacen un esfuerzo organizativo muy grande. Nos contaron que no se organiza para que turistas vengan a verlo, sino que lo hacen para ellos mismos La verdad es que es muy difícil que un turista consiga llegar a esta islita diminuta en mitad del océano pacífico. Los únicos blanquitos habíamos llegado en veleros y en total habría unos 30 barcos en la bahía.

Durante los 4 días que duro el festival, los tambores no dejaron de sonar, desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche había música y bailes. Ha sido una suerte poder contemplarlo. Cada delegación tenía su propia versión del baile típico, aunque casi todos representan escenas de la vida de sus antepasados: cazar, recolectar comida, remar, curtir, pelear… Una de las cosas más impresionantes eran los disfraces. Todos están hechos con materias primas de la tierra. Algunos usan hojas, corteza de árboles, cocos, hierbas, tapa (un tejido local hecho con árboles), semillas, plumas, flores… Para cada danza, tenían una indumentaria y complementos distintos. Fue una pena que los mejores bailes eran de noche y no pudimos sacar buenas fotos.

La isla de Tahuata tiene la suerte de tener las aguas más transparentes del archipiélago, así que hemos disfrutado de buenos snorkeles entre espectáculo y espectáculo, y alguna olita para surfear bastante divertida.

Cuando termino el festival nos fuimos a la isla de Hiva-Oa para celebrar Navidad con un par de barcos amigos. Esta isla es la segunda más grande del archipiélago y aquí hay un varadero donde es posible sacar el barco del agua en caso de necesitar hacer alguna reparación.

Nuestro siguiente destino era Fatu-Hiva, la isla más al sur y aislada de todas, y la que dicen que tiene una de las bahías más bellas del mundo. La verdad es que es espectacular, pero lo que más me motivaba era que también tiene la mejor ola para surfear de las islas Marquesas. Así que el día 30 de diciembre pusimos rumbo al sur y nos despedimos hasta pronto de nuestros amigos. La navegación es de 45 millas y el parte meteorológico era bueno así que pudimos disfrutar con un bonito día de navegación. Tuvimos suerte de pescar un atún de unos 18kg, posiblemente la pieza más grande que hemos sacado con el Freya. Llegamos al fondeo y fuimos bien recibidos porque repartimos pedazos de atún entre los 3 veleros y un par de locales.

La última noche del año la pasamos en casa de una familia local que, sin conocernos de nada, nos invitaron a cenar con ellos y fue muy divertido. Después de la cena fuimos a bailar al local común donde se junta todo el pueblo para celebrar cualquier cosa. Lo pasamos superbién pero como es habitual en los últimos tres años que nos ha tocado pasar la noche vieja fuera de casa, no aguantamos despiertos hasta las 12. Ya se está convirtiendo en un clásico.

A la semana siguiente nos invitaron a una boda en el valle de al ladoOmoa. Todo el pueblo estaba invitado, así que nos apuntamos para ver cómo era una boda polinésica. Lo pasamos muy bien y regresamos contentos al barco, listos para zarpar hacia el norte de vuelta a nuestro campamento base en Anaho, en la isla de Nuku Hiva.

Antes de regresar definitivamente decidimos parar otra semana en la isla de Tahuata. Esta vez sin festivales y siendo el único velero fue mucho más tranquila que la anterior, y se estaba tan a gusto que al final nos quedamos dos semanas.

Por fin el 19 de enero pusimos proa hacia el norte, Nuku Hiva, 85 millas con viento por la aleta. Con esta navegación dábamos por finalizada nuestra primera expedición al archipiélago de las Marquesas.

Han sido más de dos meses en movimiento y hemos conocido un montón de fondeaderos nuevos y un montón de gente nueva. Ahora toca volver a relajarnos durante un mes en Anaho, nuestro rinconcito preferido, y preparar la siguiente expedición más allá de las Marquesas. Con la luna llena de marzo nuestra intención es poner proa hacia el archipiélago de las TUAMOTUS, otro mundo mágico dentro de este mundo acuático que es la Polinesia Francesa.

Serán 6 los meses que hemos pasado en este archipiélago tan recóndito y desconocido y creo que no será la última vez que naveguemos por sus aguas.


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