top of page

Grenada


Dejamos atrás días de trabajo interminables en el barco, mosquitos y calor. Esto no tiene nada que ver con Trinidad. Hay miles de veleros, eso sigue igual, pero es la única semejanza entre trinidad y Grenada.

Vinimos directos a Prickly Bay, donde fondeamos entre un millón de veleros e hicimos los trámites de inmigración y aduanas. Por llegar en fin de semana tuvimos que pagar un poco de más… lección aprendida! Aquí la gente es mucho más amable y menos ratera. Una universidad Norte Americana tiene aquí una facultad, así que hay mucho gringo jovencito de intercambio dando vueltas en scooters.

El agua aún no está del todo cristalina, pero podemos bañaros perfectamente. ¡Ya hemos visto varias tortugas dar vueltas alrededor del barco! A dos minutos remando en Txiki Freya tenemos una marina con WiFi, así que estamos totalmente conectados con el mundo.0

Coincidió que nuestros amigos de Tobago, Susana y Graham, estaban aquí, y un día alquilamos un coche para recorrer toda la isla. Esta isla es totalmente exuberante, llenísima de vegetación. Allá donde mires, ves un árbol cargado de fruta: bananas, papayas, fruto pan, mangos, cacao, aguacates... El que pasa hambre es porque quiere! Y nosotros no teníamos ninguna intención de pasarla, así que nos cargamos bien de frutas. Los colores de la bandera son rojo, amarillo y verde, los típicos rastafaris, así que lo pintan TODO - rotondas, paradas de autobús, postes eléctricos, casas… - de sus colores nacionales.

Vimos un montón de playas, algunas con pescadores en plena tarea que tuvieron suerte de que Rafa y Graham les echaran una mano; un cascada en la que aprovechamos para darnos una duchita de agua dulce; una plantación de cacao, que producía un chocolate local bueníiisimo, y comimos un plato típico caribeño de arroz con leche de coco y pollo/pescado, acompañado por trozos de plátano frito, frutopan, una especie de espinacas locales… muy bueno! Estamos aprendiendo a cocinar como lo hacen aquí, aunque aún no nos queda tan rico como a ellos.

Uno de nuestros objetivos en esta isla era conseguir un motorcito para el TxikiFreya. Remando no se puede llegar muy lejos cuando el viento está en contra. Buscamos nuevos, pero tuvimos muchísima suerte de encontrar uno de segunda mano perfecto para nosotros, así gastamos un poco menos.

Fuimos con Freya a ver otro fondeo, Hog Island. Era una bahía muy bonita, protegida del viento y de las olas, rodeada de manglares, pero estaba llenísima de veleros, así que nos volvimos a Prickly Bay.

Últimamente nos hemos aficionado mucho a los batidos de frutas. Hemos descubierto que nuestra nevera puede hacer hielo si metemos agua en una bolsita de plástico. Tenemos frutas y tenemos una minibatidora, así que de desayuno o merienda, todos los días caía uno. Hasta que se nos rompió el convertidor de AC/DC (para poder enchufar cosas normales a las baterías), y nos quedamos sin batidos!! OH NO!! :( Así que hemos tenido que comprar otro… y no son nada baratos. Menos mal que aquí venden de todo. El barco es un saco sin fondo al que echas paladas y paladas de euros, quien tenga uno sabrá de que hablo. ¡Tremendo! Pero bueno, vamos ideando formas de sobrevivir para cuando vengan las vacas flacas: “¡Cuando se acaba el dinero, empieza la aventura!”.

Mañana nos vamos rumbo norte a Carriacou, la siguiente isla.

A ver que nos espera allí!!!


bottom of page