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Fantástico Mount Irvine

Salimos de Europa buscando el fondeadero perfecto: vistas bonitas, olas en las que surfear, gente amable, aguas claras para bucear, algo de civilización para conectarnos a la vida real, atardeceres en primera fila… Aquí en Mount Irvine lo hemos encontrado TODO, y es aún mejor de lo que imaginábamos.

Llegamos un poco por casualidad. Navegando desde Store Bay era imposible hacer el rumbo que queríamos, más hacia el NE, así que vimos de lejos unos mástiles fondeados y decidimos parar para ver qué tal era. ¡Resulta que era el fondeadero que buscábamos! Nada más llegar, Graham, de otro velero, vino a recibirnos y darnos algún consejo para fondear más seguros. Yo fui directa al arrecife a hacer un poco de snorkel y me quedé impresionada, pues la mayoría de los peces son especies que nunca había visto!

¡Y por fin buceé con una tortuga justo debajo del Freya!

Llevamos tres semanas aquí y seguimos encantados. Madrugamos mucho. Nos levantamos cuando sale el Sol, a las 6:00, y para las 10:00 ya nos ha dado tiempo a hacer mil cosas. Hemos vuelto a trabajar cada día en el barco, para ir reduciendo la lista de arreglos, que ya empezaba a crecer demasiado rápido! Para comer tenemos latas que nos quedan de la travesía atlántica, que combinamos con algunas cosas compradas aquí, aunque es algo carillo y hay poca variedad. También hemos hecho pizza y pan un par de veces, ¡y hasta churros! ¡Gracias por la churrera Itzi!

Nuestros vecinos Graham y Susan, nos llevaron a la Harvest Moon (fiesta de la cosecha) de un pueblito de por aquí. La gente abría sus casas a todo el mundo, daban comida (híper picante) y bebida al que quisiera y sonaba la música a todo volumen con unos altavoces gigantescos que habían alquilado para la ocasión. Muy parecido a las fiestas que vi en Nicaragua, y muy distinto de cualquier cosa que se organice en Europa.

Otro día fuimos a una carrera de cabras y cangrejos que celebran una vez al año en la isla. CABRAS y CANGREJOS! Es bastante raro. Tienen un estadio construido para usar únicamente este día cada año. Toda la gente sale a la calle. Comen y beben y beben (da igual el sexo y la edad, aquí todos beben muchísimo), al son la música de los altavoces gigantescos que también traen para esta ocasión, pero sin bailar, eso sólo lo hacen los guiris. Les encanta oír la música altísima, y no hay más que tres canciones que se repiten en bucle. En los coches muchos condenan los asientos de atrás para poner macro altavoces inmensos y poder oírlas mejor. XD

Una mañana vimos una aletita asomar en el agua, y menos mal que no era un tiburoncio… Eran 3 mantas! Estuvimos buceando con ellas y eran tan curiosas que se acercaban muchísimo!

Yo empecé con mi cursillo intensivo de surf con el corcho, y después de unos días aprendiendo a ver las olas, he pasado a la tabla. Creo que es el sitio perfecto para aprender. El agua está a 27º, se ven pececitos debajo de la tabla, alguna tortuga asoma la cabeza para dar ánimos, no hay casi gente… Siento que he mejorado en estos días más que en todos mis intentos anteriores juntos. Ayer me hice una pared e iba rozando la ola con la mano! YEEAAHH!!! Este lunes llegó un swell bastante bueno y Rafa pudo por fin surfear a gusto y yo me tuve que quedar mirando.

Justo con el swell llegó un maxi velero alucinante de 90 pies. Y casualmente los tripulantes eran un canario y una catalana que no nos han dejado descansar ni un minuto! Juntos hemos comido, surfeado, pescado, bailado, comido otra vez… Han sido unos días súper intensos, que hemos disfrutado como enanos. Ha sido toda una experiencia navegar en ese barco y ver a la tripu en acción. ¡Nos hemos quedado con ganas de más! A ver si volvemos a coincidir con esta pareja en alguna otra isla caribeña! ¡Gracias por todo Julia y Sacha!

Acabamos de ver que este viernes viene otro swell…

Adelanto de la próxima entrada by Rafa “only for surfers”:

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